Diario Olé: El colmo de los colmos

Almirante fue un poco más que Ferro, pero el destino le jugó una mala pasada: lo embocó un tal Bruno Casanova, le echaron a Garré y Schunke, un ex, fue figura...

Silvio Favale
sfavale@ole.com.ar

Muchos dirán que Ferro ganó de casualidad. Incluso algunos utilizarán otro término más crudo, más de tablón, para explicar cómo consiguió el triunfo de ayer ante Almirante. Pero hay algo que nadie puede negar, y es que Oeste jugó a eso, a buscar el error del rival. Y en la primera que tuvo, por no decir la única clarita, la supo exprimir tanto que la gota que sacó le empalagó los sentidos. El Verde juega a lo que puede, por ahora. No le sobra nada, se refugia en un orden ultra entrenado y siempre se guarda un resto para apostar a un desborde, un centro salvador. Y por ahora mal no le va: sigue invicto en la temporada, suma como indica la media inglesa y de paso se da el lujo de pispear la lucha de arriba.
Muchos dirán que La Fragata perdió sin merecerlo. Que en un partido en el que la pelota fue maltratada, los dirigidos por Blas Giunta fueron los únicos que de vez en cuando se dignaban y le regalaban un mimo. Sobre todo el Pipi García, en el ST cuando ya no lo tuvo a Zaninovic respirándole en la nuca, dio atisbos de un fútbol mejor, aunque no encontró compañía por las bandas. Tampoco arriba, pese a un Daniel Vega voluntarioso que bajaba para juntarse con él de a ratos. Pero nadie puede negar que más allá de eso, el Mirasol se cavó su propia fosa y el local no hizo más que aprovechar la ocasión para empujarlo. Y el colmo fue la manera en que cayó al precipicio...
A Ezequiel Garré le tiró el apellido, sí. Porque el hijo del Mago, campeón con el Verde en el 82 y 84 y compañero de Mario Gómez, le pegó un manotazo imprudente a Di Vanni que derivó en su roja. En Caballito, agradecidos. Pero Blas tuvo que rearmar el fondo (afuera Melivilo, adentro Gojmerac) mientras que del otro lado Buffarini tomó nota y comenzó a lastimar por esa zona herida. Y en el team de Casanova lo sufrieron tanto como a ese centro que sacó el 7 y que mandó a la red el ingresado Bruno... Casanova. Sí, creer o reventar. Almirante perdía, tenía un hombre menos pero seguía yendo. Sin embargo, otra vez el destino se empecinó en hacer de las suyas: cada vez que quería entrar, Jonathan Schunke, quien integró las filas del Mirasol en la 10/11, fue una muralla en la defensa local. Por eso, muchos dirán que fue el colmo de los colmos...